jueves, 12 de enero de 2017

Primer Principio, La Fe

tomado de: https://www.lds.org/media-library/images/category/artwork-of-jesus-christ



Como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, nosotros consideramos constantemente el principio de la fe como parte importante y fundamental de nuestras creencias, poniendo como punto principal de la Fe, el creer en Jesucristo, en su obra, su misión y su expiación.

La Fe es el primer principio del evangelio, es este un principio de acción, no una creencia pasiva; el tener Fe en algo nos motiva a lograr todo lo que nos proponemos, porque sabemos que vale la pena o nos ayudara a ser mejores.
Al tener Fe en Jesucristo nosotros confiamos en Él, le seguimos al guardar sus mandamientos, hacemos todo lo que Él nos ha enseñado y nos sigue enseñando por medio de las escrituras y sus Profetas; confiamos en que Él comprende todo por lo que pasamos en esta vida, pruebas y aflicción, porque sabemos que Él las ha padecido por medio de su expiación; confiamos en que si hacemos lo correcto, podremos por medio de Él lograr la salvación.
Nosotros expresamos nuestra Fe en Él por la manera en que vivimos, las decisiones que tomamos y el trato que le damos a quienes nos rodean. A veces puede ser difícil seguir el ejemplo que Él nos dio, pero si tenemos el deseo sincero de seguirle, Él nos hace la promesa de que si confiamos en Él nos dará el poder de hacer todas las cosas que le sean convenientes (Moroni 7:33)
Me gusta mucho como el Profeta Alma habla de la Fe comparándola con una semilla, el menciona: “…si es una semilla verdadera, o semilla buena, y no la echáis fuera por vuestra incredulidad,…he aquí, empezara a hincharse en vuestro pecho, y al sentir esa sensación de crecimiento, empezareis a decir dentro de vosotros: Debe ser que esta es una semilla buena, por que empieza a ensanchar mi alma; sí, empieza a iluminar mi entendimiento; sí, empieza a ser deliciosa para mí.
He aquí, ¿No aumentaría esto vuestra Fe?...” (Alma 32:28-29)
A medida que nosotros leemos las escrituras esa semilla es plantada en nuestro pecho, la nutrimos al seguir leyendo las palabras de los profetas y al consultar al Amoroso Padre Eterno en el nombre de su Hijo, en quien confiamos; entonces esta semilla germina y comienza a crecer paso a paso, igual que una pequeña planta que requiere de amor, tiempo, paciencia y mucha luz, hasta hincharse, echar raíz, crecer y fortalecerse. La Fe debe ser nutrida con nuestras decisiones diarias; lo hacemos también al tomar la decisión de servir a nuestros semejantes; al asistir con regularidad a la iglesia, al renovar los convenios que hemos hecho con nuestro padre, al participar de la santa cena; al vivir los mandamientos con la convicción de que es lo correcto y nos sentiremos mejor; al ser dignos de tener una recomendación para el Templo e ir con regularidad a este sagrado lugar; al seguir el consejo de nuestros líderes, esto hará crecer poco a poco nuestra Fe y Testimonio y nos llenara de paz y gozo duradero.

Confiar en Cristo, es confiar también en el Plan que nuestro Padre Celestial creó para nosotros, para que viniéramos a esta tierra no a ser perfectos, pero si a aprender cómo podemos ser mejores; Él nos dio a su único hijo en la carne, Jesucristo para darnos el mejor ejemplo a seguir para saber lo que debemos hacer. Sabemos que a medida que reconozcamos la necesidad que tenemos de ser más como Cristo, nuestra Fe aumentara haciendo lo que le hemos visto hacer, y de esta manera ayudaremos a otras personas a que puedan conocer a Cristo, acercarse a Él y tener Fe.


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